Me gustaba inventar historias de pequeña, de esas que te ofrecen vidas paralelas llenas de super héroes que perseguían criminales, o de mamás y papás con bebés y bebás. Mi hermana y yo jugábamos siempre a que éramos dos madres con su hijo y su hija, teníamos nuestra propia vida independiente y paralela. Nos metíamos en el papel y juntas íbamos de aquí para allá, cada una en su «casa», con sus cochecitos y sus ropitas de muñeco. Podíamos pasar horas imaginando y veranos enteros disfrutando la una de la otra. Aprendíamos a ser hermanas y a ser un equipo. Hoy en día sigue siendo parte de mi equipo y sin ella me faltaría una pequeña pieza de mi motor.
Puedes tener un equipo con una sola persona, o formarlo con veinte, puedes cambiar tu vida de mil maneras y seguir teniendo un equipo preferido. Pero eso sí, cuando estas dentro te sientes diferente, o eso debería de ser, ¿no?
La particularidad de los equipos es que todos forman una unidad, y pueden o no, luchar por una meta común. Puede que se hayan formado para realizar un solo acto, o que sus orígenes se mantengan durante toda la vida. Eso sí, siempre hay personas diferentes y especiales en cada uno de ellos. Unos aportan una cosa y otros otra. ¿QUÉ APORTAS TÚ EN TU EQUIPO?
El trabajar en equipo debería ser, por definición, un trabajo completo y repleto de soluciones y diferentes puntos de vista, pero cuando no es así … ¿Nos planteamos el porqué? Siempre hay un líder, que tiene una visión general y planifica de manera estratégica los siguientes pasos a seguir. Habrá alguien creativo que sepa cual es la acción más innovadora y diferente para alcanzar el éxito. Estará el que ponga los pies en el suelo al resto y vea las amenazas que puede llegar a haber. Hay muchos papeles que podemos enumerar dentro de un equipo. ¿REALIZAS TU PAPEL DE MANERA COHERENTE? ¿TE GUSTA TU PAPEL? La necesidad de sumar experiencias se basa siempre en mejorar como equipo, sin ellas, sin esas experiencias personales, los equipos se quedarían sin espíritu, sin aquellos metices que les hacen tener más fuerza.
Muchas veces se nos «cuelga un San Benito» o «colgamos un San Benito» y mantenemos nuestro papel por el resto de los restos, y claro, puede que al principio hiciéramos un gran trabajo, pero llega un día en el que no damos el 100%, porque no estamos motivados, porque tenemos otros intereses, porque no se nos ha valorado cómo pénsabas que debíamos ser valorados… Sea cual sea la razón, ¿Qué tal si se lo planteamos al resto del equipo? ¿Quizá ellos puedan ver algo que no hemos visto? Puede ser que nos digan que tenemos razón, y quizá nos den ideas nuevas que nos ofrezcan situaciones de oportunidad.
Y no solo penseí
s en trabajo en equipo como en la universidad o en el trabajo. Hay equipos que necesitan solo dos personas. Las parejas por ejemplo. Aquí tenemos un montón de funciones que repartir y salen de manera natural. Uno será el que se entusiasme por las cosas y otro el que comparta su alegría. El otro será el más reflexivo y calmará la impulsividad en las decisiones del compañero. El liderazgo se intercambia de manera aleatoria dependiendo de los momentos que acontezcan.
Lo que sí tenemos claro es que en cada equipo se tiene una manera de comunicarse, de enfrentar los conflictos y de afrontar los retos. Cada función es importante en la medida que el resto del equipo lo valore. Si formas parte de algo, un equipo profesional, personal, etc, etc… Plantéate cuál es tu papel. Deténte un momento, ¿SEGURO QUE «ESE» ES TU PAPEL? ¿QUE GENERAS CON TUS ACCIONES? ¿Y CON TU ACTITUD? ¿TE GUSTARÍA CAMBIAR ALGO?
Busquemos siempre la mejora, la satisfacción personal y sobretodo que el equipo que se ha formado sepa cual es la dirección, cuales son las normas básicas del juego, y que cada uno de ellos ofrece algo imprescindible y especial.
Historias con Pasión 